MUELAS DEL JUCIO, ¿SON NECESARIAS?
Son cuatro, una por cada cuadrante bucal, y se sitúan en el fondo de la boca. Son los terceros molares de la persona y erupcionan en último lugar, por norma general, entre los 16 y los 25 años.
Es por ello por lo que reciben su nombre, al aflorar cuando se ha desarrollado el “juicio”. Asimismo, en términos galenos también se denominan cordales, haciendo referencia a la cordura ya adquirida.
Diferentes nombres en el mundo para las muelas del juicio
Nosotros conocemos dicha muela con estas denominaciones, pero cada cultura le ha dado un apelativo diferente. Por ejemplo:
- Cruzando la frontera norte, en Francia la llaman dent de sagesse, diente de sabiduría.
- Muy parecido es como la califican los pueblos árabes: la muela de la mente.
- Mientas, en Corea es el diente del amor al asociarse a la edad a la que se produce el dolor del primer romance.
- En Japón lo consideran como el diente desconocido para los padres porque se supone que los hijos ya se han marchado de casa y los progenitores no lidian con su malestar dental.
- Por último, en Tailandia es el diente apretujado por los problemas de espacio que genera en la boca.
¿Por qué tenemos muelas del juicio?
Las muelas del juicio han sido todo un enigma para la ciencia médica hasta muy recientemente. En 2016 un grupo de investigadores australianos dio con la clave: nuestros antepasados homínidos contaban con un tercer molar hasta cuatro veces más grande y con una superficie plana para mejorar la masticación y, seguidamente, facilitar la digestión de la comida que ingerían, principalmente carnes duras y follaje.
Al cambiar a una dieta más blanda, con alimentos cocinados, las necesidades masticatorias disminuyeron. La mandíbula del homo sapiens se tornó más pequeña y el primer molar más grande, siendo más importante en la masticación, lo que determinó que la evolución nos lleve a una práctica inhibición del tercer molar.
El ser humano sigue evolucionando y las muelas del juicio continúan ese proceso de desaparición genética gradual. Así, un 5-10% de las personas presentan ausencia de alguna o de todas las muelas del juicio.
Pero igual que los dientes disminuyeron de tamaño, más significativa es la reducción del tamaño de la cara. Por ello, la situación más frecuente es que la mayoría de las personas tengan las muelas del juicio, pero el poco espacio en los maxilares hace que nunca les lleguen a salir, quedando retenidas de forma total o parcial (apareciendo una parte de la corona). Pueden presentarse en estas tres condiciones:
- Inclinadas hacia el segundo molar.
- Acostadas o tumbadas 90º en cualquier dirección detrás de la segunda muela.
- Verticales pero sin atravesar la encía o completamente impactadas en el hueso.
Su aparición o no depende de cada boca, que es única y distinta.
Síntomas
El síntoma más característico es el dolor que produce en la encía, pero también puede reconocerse su erupción a través de otras señales:
- Inflamación y enrojecimiento de la zona afectada.
- Dificultad para abrir la boca o masticar.
- Fiebre.
- Ligero dolor de garganta.
- Mal aliento (halitosis).
- Sensibilidad y sangrado fácil alrededor de la muela del juicio.
- Hinchazón de la cara.
- Dolor de oído.
- Sabor amargo o desagradable.
- Migrañas.
- Alteraciones neurológicas faciales.
Extracción, ¿sí o no?
Todo se reduce a si el paciente tiene espacio en el maxilar o no. Desde Clínica Pedroche siempre abogamos por el desarrollo natural de la boca: si no es indispensable, lo mejor es que siga su curso.
No obstante, si no hay espacio, como genéticamente están programadas para erupcionar, muchas veces generan problemas al empujar las piezas dentales próximas, pudiendo romperlas o descolocando las ya situadas en la boca. Si además se ha realizado una ortodoncia convencional previa, se deben eliminar las muelas del juicio en la mayoría de los casos para que el resto de los dientes no se muevan.
Ahora bien, lo que nunca hay que hacer es extraer los premolares para dar cabida a las cordales porque esta acción resta belleza a la sonrisa y naturalidad.
Otras veces ocasionan infecciones porque quedan restos de alimentos dentro de la encía que recubre la muela a medio salir, esto origina caries incluso sin que haya salido completamente o infecciones en la encía (pericoronaritis).
Más desconocidas son las migrañas crónicas y las alteraciones neurológicas que estas muelas sin erupcionar generan debido a las compresiones por la falta de espacio. Estas afecciones no se relacionan con facilidad con las muelas del juicio y provocan muchos años de sufrimiento a los pacientes.
Solución con Orthotropics
Lo ideal para afrontar las muelas del juicio es haberse preparado previamente. En Clínica Pedroche trabajamos con Orthotropics, un tratamiento innovador y mínimamente invasivo que supone una solución a las extirpaciones dentales. Tanto es así que en la mayoría de los casos, alrededor del 95%, no es necesaria la extracción.
Y es que Orthotropics es la técnica más completa y natural para resolver el origen del problema. Se fundamenta en aparatos invisibles que se llevan en la mandíbula y el paladar y que consiguen ensanchar la capacidad bucal, mejorar la respiración y prevenir problemas de salud general y bucodentales.
Gracias a Orthotropics se puede crear ese espacio necesario tanto para que salgan las muelas del juicio como para una correcta alineación dental. Y si la arcada es pequeña y los cordales no caben será más fácil su extracción. Pero, sobre todo, que el desarrollo adecuado de la boca es la mejor prevención para el dolor orofacial (migrañas, neuralgias… en la edad adulta).
Si crees que alguna de tus muelas del juicio está saliendo, ponte en contacto con nosotros. Nuestro equipo profesional valorará las condiciones de tu dentadura y te proporcionará una perspectiva multidisciplinar para que puedas tomar la mejor decisión para solucionar las molestias que te está generando.