Historia de España y Salud Dental: de Felipe II a Carlos III y la anécdota de Peñaranda de Bracamonte

La salud dental en España ha determinado nuestras conductas: de Felipe II a Carlos III y la anécdota de Peñaranda de Bracamonte

Nos reunimos con nuestro paciente Manuel para hablar de historia y de cómo ha influido la salud dental en España de los monarcas en su forma de hacer política. Manuel buscaba una clínica de confianza en la que arreglar un problema de salud.

El Dr. Pedroche y él conectaron al momento ya que ambos trabajan de la misma forma: Manuel recaba datos e investiga para poder escribir libros y el Dr. Pedroche trabaja de la misma forma con sus pacientes para poder ir al origen del problema y solucionarlo. Manuel nos relata de forma detallada, divertida y apasionada, unas cuántas anécdotas y curiosidades acerca de cómo era cuidar de tu salud dental en tiempos de Felipe II.

Observar es una forma de escuchar


Dr. Pedroche: A mi me gusta mucho observar al paciente cuando entra por la puerta, observar es también una forma de escuchar, desde cómo entras andando, escuchar lo que tú me estás contando, ahí es dónde me estás dando la información de tu cuerpo. Intento transmitir que puedo aportar algo con nuestros tratamientos, y al final establecer una relación de confianza, porque al final, cuidarse, es mantenerse en el tiempo.

Me sorprende lo que me cuentas porque de vez en cuando en tus novelas históricas, tú haces lo mismo que yo hago con mis pacientes, a nivel de deducción del comportamiento humano.
 
M. Ayllón: Sin duda. La salud dental en España a lo largo de la historia ha determinado las conductas. Felipe II, un tipo que padecía de piorrea y no le quedaban dientes, le quedaba 1 diente y ese se le movía.
 

 

Felipe II, primer rey en España

Felipe II es el primer rey español que no hace guerras, que no va a las guerras, se pasa el día en el despacho y lo escribe todo. 
De Felipe II podemos saber qué comió cada día, cosa que hasta ese momento nadie escribe. Entonces, sabemos lo que le duele, qué molestias tiene, el vino que bebe y cómo come.
 
Entonces, como sólo tenía un diente y se le movía, y no le gustaban las verduras, ni le gustaban los caldos, y él sólo comía carne. Pues claro, con un diente es muy difícil comer carne, además le gustaba la caza. Por esa lesión que él tiene, se diseña una estructura culinaria para él, que es consumir caza podrida, si se pudre la carne del animal, está más blando. Y eso se pone de moda en la corte austriaca porque Felipe II no tiene dientes, no es por otra razón, y cuanto más podrida, más blanda.
 
 

Soluciones inspiradoras 

Pero eso huele muy mal, entonces hay que inventarle una salsa, para que el olor no te eche para atrás, entonces es lo que se llama la salsa real de los Austria que lleva todo tipo de especias y componentes para matar el olor de la carne putrefacta y que es la última moda en ese momento.
 

Tengamos en cuenta que no hay cubiertos, se trincha la carne y se come como se puede, es como una baba para que se deshiciera. Si a esto le unimos que en El Escorial, hace un frío que te mueres en invierno, y que cuando él se queda sin ministro, que era Antonio Pérez, tiene que cambiarlo, El Escorial se calentaba con braseros, braseros donde no se ponía carbón, se ponía picón que es leña de encina que es también válida para calentar.
 
 

Higiene en la monarquía 

Imagínate la escena, estamos en 1570, invierno, un frío que te mueres, las habitaciones cerradas, la gente no se duchaba… Cuando se construye Versalles, 100 años después, no se hacen baños, la gente iba al baño en un redondel y ya…, esto en Versalles. Por lo tanto, imagínate El Escorial 100 años antes, la gente no se duchaba y olía mal. Las habitaciones no se ventilan, huele mal, el picón huele una barbaridad, y en ese escenario aparece como candidato al Ministerio, el cardenal Granvela.


El cardenal Granvela era un italiano finísimo que vivía en Roma, que era un tío educadísimo, sanísimo y le metes ahí y ve el olor de esta tropa. El rey además era miope, no hablaba porque solo le quedaba un diente, y el embajador le dice a Granvela que dice el Rey que quiere que seas su ministro y el italiano no quería.

Y mira la escena, lo sientas, delante del Rey, en ese ambiente pútrido y maloliente, dónde al fondo está preparada la comida con la salsa real y la carne de caza. El mal ambiente, la ducha ausente y la miopía del Rey que le mira y no habla. Y el otro empezó a tener miedo ¿qué me quiere decir? Y aceptó el nombramiento del Rey por miedo. Si Felipe II no hubiera sido miope y hubiera tenido dientes a este hombre no lo fichan, y no hubieran pasado un montón de acontecimientos. 

 

Relacionando la historia en el contexto actual

Dr. Pedroche: Y todo lo sacas de sus escritos, de leer, es tu personalidad, ¿es una afición la escritura para ti? ¿no era tu profesión?

M. Ayllón: No, en efecto, yo soy arquitecto y profesor y me he dedicado siempre a escribir, unas veces con seudónimo y otras no. Y ahora que me he retirado de todo oficio me dedico solo a escribir.

Dr. Pedroche: ¿Es una labor compleja?

M.Ayllón: A los que nos gusta la historia no. Yo le dedico las mañanas enteras a hacer fichas, y las tardes a escribir. Trabajo un género que en España se usa poco, que es el ensayo novelado, yo no hago novela histórica.

 

La novela histórica suele ser mentira, y el ensayo es demasiado denso para que el lector lo aguante, entonces uso una técnica que se usa en Francia que es hacer un ensayo y novelar para que el lector no se te caiga y lo aguante, pero le estás contando información veraz. Claro, eso te obliga a tener archivos y ver cosas que te sorprenden sobre las prácticas dentales, por ejemplo.

Dr. Pedroche: Pero realmente no es muy común el trabajo que tú estás haciendo.

M. Ayllón: No, no, no, que va.

Dr. Pedroche: Cuando tu viniste a la consulta, yo me sentí identificado contigo, sentí una complicidad que buscamos algo parecido.

M. Ayllón: Si, el interés.

 

Lo que puedes lograr a través del estudio de la historia  

Dr. Pedroche: Yo me siento así, como tú has conseguido y a mi también me pasa. Cómo recabas unos datos y desentramar una situación y entenderla.

M. Ayllón: Es evidente. Si no, no tienes visión del personaje en mi caso. El personaje vive en función de su patología. Es decir, cuando eres cojo, andas torcido, esto obvio ¿no? Y cuando eres albino, te molesta la luz del sol. Tienes que entender lo que le está pasando en las tripas al personaje. Y su patología, es determinante en su conducta.

 

Datos históricos y curiosos 

Por ejemplo, Juan de Austria, era un tío guaperas, como era guaperas, tenía todos los dientes puestos, veía estupendamente. Pues si ves la tumba que él tiene en El Escorial, en la sección de Príncipes, verás que está con las manos así [Manuel hace un gesto de manos entrelazadas]. Y está sin guantes. Cuando morías en acto de guerra, en la escultura te ponen los guantes. Si morías como consecuencia de acto de guerra, te dejaban los guantes al lado, si morías de un infarto no te ponían guantes ni nada. Pero en los dedos te ponían tantos anillos como mujeres legales hubieras tenido. 

 

Dr. Pedroche: ¿Y cuántos anillos tenía?

M. Ayllón: Murió soltero y tiene 13 anillos. O sea, que era un tipo guaperas, sin problemas de salud, sin nada y por lo tanto, toda su política es expansiva. Su hermano en cambio, Felipe II, es un tipo miope, sin dientes, que tiene artrosis; entonces, toda su política es constrictiva.

 

Dr. Pedroche: Casi labor médica la que estás haciendo a través de la historia. ¿Cómo crees que hemos evolucionado hoy en día a nivel de la salud? Te acuerdas que estuvimos comentando algunos artículos de antropología de Liebermann, que hablan de que nuestra sociedad que está muy desarrollada, no quiere decir que esté más evolucionada que anteriormente. En el tema de la medicina, ¿Cómo consideras que es nuestra sociedad hoy en día?

 

Salud dental en España y nuestros antepasados 

 

M. Ayllón: Es muy curioso, por ejemplo, en las prácticas dentales. Un tema es la salud y otro tema es la belleza. Como hemos cambiado un modelo social de creencias, a un modelo social de intereses, la apariencia se convierte en determinante. Ahora estoy preparando un guión acerca de una película sobre una novela mía, y me ofrecen un casting de chicos y chicas que son todos iguales, son todos guapos, todos tienen toblerones, ellas miden lo que tienen que medir, son todas rubias…

 

Dr. Pedroche: Y si no se los ponen, los toblerones… (ríe)

 

M. Ayllón: Ahí está, y de repente ves que todos tienen la misma dentadura. Alguien les ha puesto carillas a todos en el mismo sitio, son todas blancas y luminosas. 

El movimiento regeneracionista sobre la salud acontece en el siglo XVIII, y además toma iniciativa española, que es todo el proceso de las vacunaciones y el proceso de las nuevas prácticas andrológicas y ginecológicas, que es cuando se transforma la medicina.

 

El discurso de la estética, es un discurso muy reciente, y hace a Netflix y a las cadenas, pero no tiene nada que ver. Cuando yo escucho a alumnos míos decir que tengo dentista hoy, y les digo ¿cómo vas a tener dentista si estás bien? No, las carillas. Pero si no es necesario, salvo que seas presidente del gobierno o salgas en la tele. 

 

Fallos alimentarios, sobrepeso. ¿Nos queda algo por ver? 

Con la salud pasa igual, las enfermedades asociadas a los fallos alimentarios. Cuando ha habido tanta persona con sobrepeso, alimentándose tan mal. Cuando yo era joven, la gordura era salud y la delgadez enfermedad. Ahora no, ahora resulta que niños pequeños son gordos porque es la moda y luego cuando crecen porque es la moda también, tienen que dejar de tener sobrepeso. Tenemos que alimentarles bien, por lo tanto, no tendrán sobrepeso y no necesitarán estética, de quítame la grasa 16 años, hazme una liposucción 18 años, …

 

Es cierto que las prácticas quirúrgicas van por delante, a veces, de la necesidad sanitaria. Y desgraciadamente, la necesidad sanitaria se olvida. Y eso lo estamos viviendo, la de clínicas por calle que te convierten en el cuñado de Schwarzenegger. Esto no es salud, es otra cosa. 

 

Dr. Pedroche: Opino que es una elección personal, como todas las cosas de la vida claro, el cuidarse. Yo te he contado mi evolución personal, y al final está enfocada a buscar salud, desarrollamos la boca para prevenir problemas de respiración, de dolor de cabeza, intentar prevenir algunas patologías. 

 

Estilo y calidad de vida 

Manuel, a nivel personal, ¿Cómo te cuidas? Según me has contado eres una persona que te cuidas y más hoy en día que vivimos todos más años, ¿qué haces para cuidarte?

 

M. Ayllón: Claro que me cuido, me cuido muchísimo, me puedo morir si no. Lo primero no tomo grasas, no bebo alcohol, me pierden los hidratos de carbono, y tomo muchísima verdura y fruta. 

 

Dr. Pedroche: Como en la corte de Felipe II (ríe)…

M.Ayllón: Una comida en la corte de Carlos III, un almuerzo normal, eran 14 platos. Luego tú elegías lo que te comías, pero había que guisar 14, y en la época de Felipe II como no les pagaban, o que le sobraba al monarca era el sueldo. 

 

Me alimento muy bien, ejercicio apenas hago por un problema neurológico que tengo, duermo perfectamente, las 7 horas mínimas no me las quita nadie y echo siesta, fundamental. Siesta de pijama de 15:30 a 16:30, acostado en la cama y luego me levanto y me pongo a escribir. Vivo siempre fuera de Madrid, que me dé el aire.

 

Dr. Pedroche: Eso en las personas que son longevas evidentemente son personas que se alimentan bien, que reflexionan. Darle a la cabeza es muy bueno..

 

M. Ayllón: Si, es muy básico. Yo tengo una salud muy mala y me paso el día entre médicos, y siempre me dicen una cosa que me conforta: “No, si usted para la edad que tiene, está muy bien” No crea que esto es genética, esto es que me lo curro. 

 

Dr. Pedroche: En nuestra sociedad actual “el me lo curro” vende poco. Queremos todo inmediato, estética, rapidez, resultado, eso no está de moda y nos cuesta convencer a los padres que así debemos educar a nuestros niños.

 

«Desde mi propia experiencia», según M. Ayllón 

M. Ayllón: Mis hijos son un ejemplo de buena gente, precisamente por lo laboriosa que ha sido la educación sobre ellos, incluso a niveles sanitarios. El pequeño nace con una deformación en la boca, que el mentón se le iba para atrás, y lo primero que hicimos fue llevarle a un especialista. Todo eso que ahora aparece en la niñez, cuando tengas 26 años es un problema. Esto hay que currárselo y es muy lento, hay que entenderlo. Hemos cambiado una sociedad de creencias y opiniones, por una sociedad de intereses.

 

Yo tardo en escribir una novela de 3 a 4 años. Porque me paso un año, investigando, sin escribir; otro año haciendo fichas, un tercero escribiendo y un cuarto corrigiendo, y así siempre. Hoy un escritor te lo hace en 6 meses y 2 películas. La inmediatez es mala para la calidad del trabajo. 

 

Encontrar algo de tiempo en medio del caos  del día a día 

Dr. Pedroche: Si, el tiempo es necesario, y luego es relativamente corto.

 

M.Ayllón: Un compañero mío el otro día, se quiere hacer toda la boca de una vez, porque hay uno que dice: “Tu entras por la mañana y te vas por la tarde con todo puesto”. Le quitan todo. Pero es que nada sucede en un día, ni siquiera la creación que hubo que usar 7, que si un día esto, otro día lo otro, el domingo descanso. Nada sucede en un momento, pero que haya un colega tuyo que dice que entras por la mañana y por la tarde sales con unos tornillos puestos.

 

Dr. Pedroche: Técnicamente es posible hacerlo si luego es saludable y perdurable en el tiempo.

M. Ayllón: Eso explota.

 

Dr. Pedroche: Yo también tengo esa opinión.

 

Evitar lo que no te sienta bien

M. Ayllón: Lo mismo pasa con las grasas. Yo quiero estar delgado, pues no comas. Se empieza por comer verduras, ejercicio, cierta higiene, quitas el alcohol. Opción B: me voy a la clínica que sea y me lo sacan. La práctica médica, esto lo escribe muy bien Iván Illich en un libro que se llama “La némesis médica”, es quizás de las más afectadas por el nuevo orden económico. Pasan cosas por ejemplo en ginecología, caso real, compañeros de mi edad, ginecólogo, somos amigos desde la infancia, es buena persona, pero me cuenta lo siguiente:

 

Pareja de 44 años él y 38 años ella. Ella vive en Los Ángeles y él en Düsseldorf, están casados, quieren tener hijos, pero les viene mal. Entonces, una empresa de transporte, tiene un servicio especial que te envía el esperma. El hombre de Düsseldorf lo deja en un tarrito, se lo envían a mi amigo en una clínica en Madrid y eso lo congelan. Luego ella cuando viene le sacan unos óvulos y todo ello lo guardan. Y cuando les venga bien dentro de 6 o 7 años, localizan a alguna persona que haga de madre gestante y así tienen un hijo. A mi eso me parece una barbaridad.

 

Dr. Pedroche: En contra de la naturaleza y del sentido común.

 

M.  Ayllón: Efectivamente, si tú no puedes tener hijos, pues entiendo que la práctica médica entre a ayudarte en ese asunto. Ahora, en este caso… claro detrás hay un fondo de inversión que trabaja en muchos países y funcionan con franquicias. Es dónde más se ha infectado, en la práctica médica.

 

Dr. Pedroche: Yo tomé la decisión de seguir manteniendo mi tamaño, hemos crecido en personas porque se necesitan más manos para dar el servicio que queremos dar. Somos 11 personas en un sitio pequeño, pero al final, no quiero perder esa esencia de la que tú hablas. 

 

Me he sentido identificado cuando has hablado del tiempo…

M. Ayllón: Es fundamental.

 

Salud dental en España y cómo se pueden prevenir futuros problemas dentales

Dr. Pedroche: Nosotros llevamos años con el desarrollo de la boca, el tratamiento de orthotropics, hemos ido muy despacio y hemos publicado cuando teníamos el personal adecuado, el conocimiento, la filosofía de la marca… y en definitiva, estábamos preparados para dar el servicio correctamente.

M. Ayllón: Y una cosa que has dicho: el tamaño. Ahora hay fábricas de cosas, o sea, franquicias que lo mismo te arreglan los dientes que te adelgazan. Yo cuando era arquitecto y he sido un arquitecto importante, yo tuve una boutique, tuve 15 empleados toda mi vida ni más ni menos. Hacía obras difíciles, muy laboriosas y tenía una boutique, yo no quería fabricar viviendas al despacho, como hacían los arquitectos que ganaban más dinero que yo evidentemente. A mi no me ha ido mal, pero yo siempre he tenido una organización muy organizada, muy pequeña y que trabajaba a la medida de clientes especiales.

 

Dr. Pedroche: Si quieres escuchar al cuerpo, quieres ser contemplativo, esperar a ver qué hace la naturaleza…, tiene que ser de esta forma, y me llevó tiempo entenderlo.

 

M. Ayllón: A mi me dijo el otro día tu auxiliar que nos vemos en noviembre a ver cómo va el hueso para la siguiente fase, me pareció lo normal esperar un tiempo. En cambio, a mi pobre amigo mañana le van a hacer de todo. Pero está pasando en medicina, en literatura, … que un escritor cuando tenga éxito venda 6.000 ejemplares y que una tertuliana haga sus reflexiones y venda 150.000, algo indica que va mal. La mala moneda hecha del mercado a la buena, siempre. Y la buena se esconde.

 

Dr. Pedroche: Si reflexionáramos más de lo que ha pasado anteriormente, aprenderíamos.

M. Ayllón: Si pasa siempre. Los tratamientos urológicos del siglo XVIII. Había una cosa que se llamaba la triaca, que no servía para nada, pero era como la purga de Benito. Se la daban a cualquier enfermo de cualquier cosa que no supieran cómo se curaba. Se hacía con restos de serpiente, cal, … una tontería. Pero los árabes sabían tratar las venéreas con un procedimiento lento, y las venéreas se curaban en el siglo XVIII con un tratamiento que duraba entre un año, o año y medio: gonorrea y sífilis.

 

Inmediatez en la curación de enfermedades

Bueno, pues los médicos franceses descubrieron que pringándote de mercurio se te quitaban los síntomas y parecía la enfermedad curada. Eso le pasó a Nietzsche cuando murió que parecía que no tenía nada y tenía una sífilis de caballo.

 

La inmediatez en la cura, que fueron los tratamiento de mercurio, lo único que hacían era esconder los síntomas que seguían desarrollándose y cuando explotaban ya era con locura cerebral,… En cambio los árabes que eran más juiciosos porque no lo vendían, te daban un tratamiento a base de hierbas, y una higiene, una profilaxis que duraba uno o dos años. Eso pasó en el XVIII, y veo que sigue pasando. Tómese usted esto, que esta tarde estará usted más alto. Pues no, no todo vale.

 

Con los dientes pasa igual, vamos a ver si el diente te lo quitan, como se ha hecho siempre, y ahora ya no duele. Pero ese no es el problema, el problema de la boca, es que es el lugar por el que hablas, el lugar por el que te expresas y el lugar que recoge toda tu conducta y viceversa. Un compañero mío no habla porque le da vergüenza enseñar los dientes, pero lleva así 30 años. Ya no va a hablar, aunque le pongan los dientes bien, ya se ha quedado así. La boca es el espejo del alma: la sonrisa, la tristeza, todo eso se ve aquí [señala la boca], cuídatelo, utiliza los interproximales,… que es lo mismo que no tomes alcohol, no tomes drogas y cosas elementales, que hay tiempo para todo.

 

Una verdadera pasión 

Dr. Pedroche: El tiempo es muy importante.

M. Ayllón: Las grandes obras tardan años en escribirse. ¿Cuánto tardó Joyce en escribir Ulises? No lo sabe ni él. Y “En busca del tiempo perdido” de Proust es toda una vida para escribirlo. 

Dr. Pedroche: Necesitó una vida para escribirlo.

M. Ayllón: Claro, lo que hacen las factorías americanas: Grisham, cada 2 meses una novela; Pérez-Reverte, cada 2 meses un Alatriste. Más despacio…

 

Despedida y conclusiones de una charla más que interesante 

Dr. Pedroche: Voy llegando a la conclusión que todas las energías de una persona, te permiten aportar una pequeña cosa a la humanidad. Mi pequeña aportación durante toda mi vida, se resumirá en si yo soy capaz de dar esa aportación.

 

M. Ayllón:  Levísima. ¿Qué queda después de nosotros? Lo que otros recuerdan. ¿Y qué es lo que otros recuerdan? No tus cosas, sino tus cosas en él. Esto que dicen el recuerdo, no te acuerdas de nada que no te haya concernido, es decir, ¿Quién recuerda a Felipe II? Nadie, porque tú no has tratado con Felipe II. Y si recuerdas a tu padre porque tienes trato con él. La presencia en el recuerdo es por la injerencia en tu vida.

 

Los tratamientos son eso, recuerdo a un médico de mi infancia, porque me curó la tuberculosis a los 10 años, me daba libros para leer y me dejaba robarle peras del jardín.

 

Él tenía conmigo tres interacciones: me enseñó el hábito de la lectura, me permitía robarle peras y me curó una tuberculosis. Eso era un médico. Y estuvimos así 5 años, no fueron unas pastillas y te vas a casa. Pues se me ha quedado, porque interactué con él.

 

De los demás médicos no me acuerdo. Es muy importante porque lo que hace que te recuerden es el daño o el bien que has hecho en otros. Cuando eres un canalla también se van a acordar de ti, pero no por tus maldades a otros, si no por lo que me toca.

 

La anécdota de Peñaranda

Dr. Pedroche: Para ir finalizando, me gustaría que me contases porque me encantó, la anécdota de Peñaranda.

 

M. Ayllón: Es muy bueno, Mª Luisa de Parma, la mujer de Carlos IV, entonces no era rey, era todavía Príncipe de Asturias. Pues como las mujeres de la época, en cada parto se les iban 3 dientes, luego cogían una piorrea y se les iban todos los dientes. Entonces en la corte francesa y en la corte española, en ese momento la corte francesa es imperial, es Napoleón, pues no tenía dientes casi nadie.

 

Entonces, las damas de posibles, se hacían una cosa que se llamaban ensaladas, es decir, cogían brillantes, esmeraldas, rubíes, de todos los colores, cada piedra era un diente. Una mujer muy rica, tenían una ensalada en la boca … de muy mal gusto, y comías muy mal, eran armaduras metálicas que encajaban.

 

Y, Mª Luisa de Parma tenía unas dentaduras, castañetas se llamaban entonces, tenían de las de lujo para las fiestas que lo exhibías, pero no podías comer, y luego tenían 2 de hueso natural de marfil filipino. De los marfiles de los elefantes, pues había un artesano en Peñaranda que tallaba las castañetas y era marfil de primera mano, porque había un mercado secundario que era con huesos de muerto. Como entonces moría mucha gente, el bien más preciado de un muerto eran sus dientes, se arrancaban con un alicate, se guardaban y se vendían. 

 

Dientes de marfil 

Entonces Mª Luisa, usaba marfil nuevo y cuando la mujer de Napoleón la ve en Bayona que está exiliada y tiene unos dientes que parecen de verdad, le pregunta que de dónde lo ha sacado. Serán de muerto claro. No, me los hacen a medida, con marfil filipino, un amigo mío que es de Peñaranda de Bracamonte. Y le dice la mujer de Napoleón si le puede hacer una para ella. 

 

Entonces, Napoleón recibe el encargo de Josefina, que estaban invadiendo España y el que llevaba el negocio de invadir España era su cuñado el general Murat. Le dice a Murat que se vaya a un pueblo que se llama Peñaranda de Bracamonte que hay un artesano que hace unos dientes estupendos, que le traigas un par de juegos para Josefina.

 

Pero claro, Murat tampoco bajaba a la guerra. Esto lo llevaba el general Devillier. Le cuenta la historia de nuevo y le dice que se encarga de ello. Así va pasando la orden hasta que llega a un coronel del regimiento de dragones y sucede un acto militar que nadie entendía y es por qué los franceses arrasaron con Peñaranda de Bracamonte. Y es que la orden que llega al final es “Tenéis que arrasar Peñaranda de Bracamonte y castigarlos de forma que no quede un diente en la boca de nadie” Y los franceses arrasan Peñaranda de Bracamonte y las castañetas suben de precio.

 

A partir de ese momento, se empiezan a usar ya castañetas en más partes de España y más accesibles. Y todo sucede por esa casualidad.

 

De anécdotas de dientes hay muchas, le pasaba también a Leonardo Da Vinci, el duque de Sforza le encarga que haga unos dientes, que claro tampoco tenía dientes, y entonces le encargan a Leonardo (que es uno de sus primeros inventos), que haga unos dientes ponibles. Y entonces los hace de cerámica vidriada, se rompían nada más ponerla..

 

Lo de Peñaranda es muy famoso, por qué arrasaron los franceses Peñaranda, si no había tropas, no tenía interés estratégico, no era nudo de comunicaciones, no había nada. Pero lo arrasan, esa es la historia.

 

Dr. Pedroche: Me encanta hablar contigo Manuel…

M. Ayllón: Y contigo también por favor.

Dr. Pedroche: Lo divertido que eres, lo que se aprende y lo que sabes.

M. Ayllón: Tiempo vacío y cosas despacio como en todo.

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