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RONQUIDOS Y APNEA DEL SUEÑO: EL ORIGEN ES UNA RESPIRACIÓN BUCAL
Respirar por la nariz desarrolla la vía aérea de forma óptima. El resultado es una vía aérea más amplia y mejor drenada, con mayor oxigenación. Los resultados faciales en una respiración nasal nada tienen que ver con un respirador bucal que sufre alargamiento facial, postura adelantada, ojeras oscuras por un pobre drenaje,…
Al respirar por la nariz durante el día, lo debemos hacer con la boca cerrada y la lengua apoyada en el paladar. Al dormir mantendremos la lengua en el techo del paladar por lo que evitamos que la lengua cuando nos tumbamos, caiga hacia abajo y detrás disminuyendo la vía aérea.

¿Cómo respiras? Tu boca habla por ti
Estamos diseñados para respirar por la nariz, ya que existen filtros especiales que detienen gérmenes e impiden que partículas nocivas que están en el aire entren en nuestro organismo. En cambio, al respirar por la boca, el polvo y las bacterias ingresan directamente en nuestro sistema.
Debemos procurar que nuestros hijos desde bebés respiren por la nariz y mantengan los labios unidos tanto como sea posible. Las ventajas de la respiración nasal es que el aire se filtra a través de los pulmones, por lo que la oxigenación del cuerpo comienza en la mucosa de la nariz y se inicia el intercambio de gases. El aire que pasa por la nariz favorece la mezcla adecuada con el óxido nítrico

Tu cara y tu respiración hablan por ti
Si una persona respira por la boca, la lengua no descansa en el techo de la boca e interrumpe el flujo de aire, originando en mal hábito de mantener la lengua entre los dientes para poder respirar. Si esta forma de respirar se mantiene en el tiempo, la mandíbula se verá afectada, no desarrollándose correctamente.

TELÓMEROS Y CENTENARIOS
¿Dónde están los habitantes de la tierra más longevos? ¿Qué ingredientes son los que tienen los hombres y mujeres centenarios? Dan Buettner para National Geographic en “La receta de la longevidad”, nos cuenta acerca de los alimentos que contribuyen a esa notable longevidad y por qué ciertos alimentos parecen alargar la vida de quienes los consumen.
Todos coinciden: una dieta sana, un círculo de amigos, sentir que tienes un propósito en la vida, vivir en un entorno que te mantiene en constante movimiento y cultivar rutinas diarias que mitiguen el estrés, es la fórmula mágica de estos centenarios.